Con 33 años, Cristina Huarte es una artista experimentada, infatigable y con unos planteamientos del arte pensados y desarrollados a conciencia. Conocí su expresión y dibujos pictóricos en 2013 cuando expuso “El gesto interior” junto a Alejandro Monge en la ya desaparecida Sala Luzán de Zaragoza y desde entonces ha estado implicada en diversos proyectos. Estuvo becada en Berlín, de donde salió “Sombras breves”, exposición mostrada en el Palacio Montemuzo. Después ha coordinado el proyecto “Somos Arte” de la Fundación CEDES donde aplica su trabajo a niños con deficiencias intelectuales y/o autismo. En el IAACC Pablo Serrano “Aún no estás sola”, donde mostró en 2018 un enigmático universo de relaciones tortuosas y violentas. Cristina Huarte estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, ha expuesto en ARCO (2019), en JustMad (2021).
Cristina Huarte está conectada a la vida. Inspirada en la poesía de Ángel Guinda lo mismo muestra la alegría de unas manzanas dulcísimas, que las sensaciones de un río salvaje, las piedras, los cristales o las trampas. Porque eso es la vida y de eso están hechos los cuadros de la artista. Sus trabajos hacen referencia a la figura humana, a la ansiedad y a la soledad. Le preguntaron sobre sus preferencias y dijo que podría ser amiga de Bacon y amante de Modigliani y que si tuviera que escuchar una canción de un pintor escogería a Duchamp. Son referencias que nos explican esas preocupaciones humanas.
“El baile de los muertos” se ha expuesto a comienzos de este año de 2021 en la Caja Rural de Aragón en Zaragoza. Es consecuencia de su estancia en Perú. La obra se resuelve con 12 obras de 64 x 48 cm que forman el conjunto. La técnica dice que pluma de cóndor, tinta y lápiz conté sobre papel japonés y está realizada en 2020. Las sociedades del antiguo Perú consideraban que existía un mundo de arriba y un mundo de abajo, lo que podría ser una metáfora de que los humanos subimos y bajamos y esto se sintetiza en el símbolo escalonado con espiral. Eso es lo que vemos en los doce cuadros de “El baile de los muertos”, escaleras y espirales y siempre la pluma del cóndor, ave carroñera de aguda visión que puede trascender el estado terrenal. La espiral también significa el crecimiento de las plantas desde el interior de la tierra y la producción agrícola. Todo ello lo plasma Cristina Huarte con una agudeza y sinceridad extraordinarias. Son planteamientos conceptuales y filosóficos que ayudan a plasmar la vida y el arte.
©Ricardo García Prats, 2021